martes, 28 de agosto de 2012

El agotamiento de la competitividad vía precios en España

En un post anterior ya hablé sobre la diferencia entre competitividad vía precios y competitividad estructural por lo que no me voy a detener de nuevo en explicarlo. Me ha venido a la cabeza el tema, al oir en el telediario de mediodía, como el turismo había batido récords en España esta temporada. Los turistas extranjeros habían gastado más que nunca en nuestro país, lo cual es una buena noticia. Y el caso es que lo que más me ha llamado la atención han sido dos entrevistas, una a una turista extranjera, que ha dicho que cuando viene a España compra mucho porque todo es muy barato, y la otra a un director de un hotel, que ha dicho que las tarifas están al mínimo y que como se baje más se pierde dinero (creo que han dicho que estaban al nivel de hace 5 años) 
Bien, todo parece indicar que vía precios, no hay nadie que nos gane en competitividad (salvo en el precio de los pisos claro, que esos no son competitivos y no hay interés en que los sean) Y las medidas de subida del IVA junto con reducción de cotizaciones sociales van dirigidas a aumentar nuestra competitividad vía precios. Vamos a ver, ¿no somos ya los números uno en esto? 
En cambio si nos fijamos en la competitividad estructural no podemos ser tan optimistas. Nuestras empresas no producen con eficiencia, o por lo menos no con toda la eficiencia que podrían. Nuestro I+D, que podría ayudarnos a descubrir, entre otras cosas, procesos productivos más eficientes y a mejorar la calidad de nuestros productos, está por los suelos y sufriendo recortes. Preferimos estar 12 horas en la oficina a conciliar vida laboral y familiar. Preferimos salir a las 8 de la tarde del trabajo en lugar de echar mas horas seguidas y acabar a las 5 como toda Europa. Preferimos que el becario desempeñe tareas para las que no está preparado con tal de ahorrarnos un sueldo y sin preocuparnos si el trabajo de éste repercute negativamente en nuestra imagen. Y preferimos bajar precios en lugar de preocuparnos que espera el cliente de nosotros y que podemos ofrecerle que los demás no pueden. 
Creo sinceramente que es importante ser competitivo vía precios, muy importante, pero es como mínimo igual de importante ser competitivo estructuralmente. Y pienso que esto se está descuidando en España, tanto por parte de los políticos como por parte de los empresarios y también de los consumidores.

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